lunes, 24 de enero de 2011

El tesgüino, cultura, ciencia y tecnología mexicana


El maíz es la base de la vida rural y, por tanto, de la cultura de los mexicanos como eje de la actividad económica, productiva, como base de la alimentación y elemento insustituible del arte culinario así como centro de conocimiento expresado en prácticas cotidianas de preparación (Benz, 1997).

De maíz se hacen innumerables alimentos y bebidas, entre estas últimas se encuentran: el tascalate chiapaneco de cacao, maíz o tortilla tostada, achiote y canela; el achocote hidalguense; el popo veracruzano; de Nayarit es el piznate; el sendecho de maíz germinado de Michoacán y la zona mazahua; el tejuino de Colima, Nayarit y Sonora; de Jalisco el pozol y el chorote tabasqueños; la tanchuera es yucateca y, entre los tarahumaras, el tesgüino o batari, hecho de maíz germinado, cocido y molido y después fermentado en ollas de barro (Barros y Buenrostro, 1997).


La producción de alimentos fermentados, es una de las tecnologías de procesamiento de alimentos más antiguas conocidas por el ser humano. Se han descrito métodos de fermentación que datan del año 6000 a.C. y aunque eran llevados a cabo de forma artesanal y por tanto, no se apreciaba el papel de los microorganismos, daban productos no solo con características sensoriales diferentes y en muchos casos superiores, sino aportes nutricionales que no conlleva el consumo del producto inicial (Caplice y Fitzgerald, 1999).


Los tejidos animales o vegetales sujetos a la acción de los microorganismos o enzimas para obtener cambios bioquímicos deseables y modificaciones en la calidad de los alimentos, se denominan alimentos fermentados. La fermentación es la forma más antigua de la biotecnología de alimentos como ejemplo, la elaboración de cerveza data de hace 5000 años.


Los objetivos de fermentar alimentos son: enriquecer la dieta a través del desarrollo de una diversidad de sabores, aromas y texturas; conservar los alimentos a través de la producción de ácido láctico, acético y alcohol; enriquecerlos con proteínas, aminoácidos esenciales, ácidos grasos esenciales y vitaminas; destoxificarlos y disminuir los tiempos de cocción y requerimientos de combustible. En los países en vías de desarrollo en que es necesario conservar grandes cantidades de alimentos y enriquecerlos ya que los recursos son bajos, se han mantenido las técnicas tradicionales de fermentación de alimentos. Los cereales son sustratos importantes para la fermentación (Haard, y col. 1999).


De maíz se hacen decenas de bebidas, muchas de las cuales proporcionan refresco y nutrimentos para el trabajo del campo, sobre todo en los climas tropicales como los ya mencionados anteriormente. En México, la elaboración de cerveza se inició durante la colonia, García y col. (2005) hacen mención del Tesgüino como el primer antecedente de cerveza en México, el cuál data de la época prehispánica.


El pozol y el tesgüino son las bebidas obtenidas a partir de la fermentación de este cereal con mayor trascendencia.


García y col. (2005) definen al tesgüino como una “bebida semejante a la cerveza preparada al fermentar un atole de maíz germinado, molido y cocido con catalizadores, que son fragmentos de plantas existentes en la región donde se elabora”.


El tesgüino es una bebida consumida en las comunidades indígenas (Yaquis y Pimas en Sonora, Tarahumaras en Chihuahua, Guarijíos en Chihuahua y Sonora, Tepehuanos en Durango, Huicholes en Jalisco y Nayarit y Zapotecos en Oaxaca) y por la población mestiza de varios estados del norte y noroeste de México (Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nayarit, Jalisco y Oaxaca) (Ulloa y col., 1987). El nombre tesgüino proviene del náhuatl “tecuin” y quiere decir “palpitar el corazón”. Aparentemente, el nombre más correcto asignado por los tarahumaras para denominar al tesgüino es el término sugiki, aunque también es usado el de batari. El uso de estos términos se explica fácilmente ya que son los ingredientes de la bebida, el primero es el elote del maíz y el segundo es el nombre de las cortezas que son usadas como “catalizadores” (Cruz y Ulloa, 1973).


Los tarahumaras, o rarámuris (que etimológicamente significa “planta [del pie] corredora”) como ellos se denominan son un grupo aborigen que habita en la zona sur occidental del Estado de Chihuahua. Su población de aproximadamente 50 000 individuos está dispersa en un territorio de unos 50 000 Km2 ocupando tanto la región montañosa como la barranqueña de la Sierra Tarahumara. Debido a la difícil topografía del terreno, el patrón de asentamiento que predomina es el de pequeñas rancherías aisladas, localizadas en los espacios de tierra disponibles para la agricultura. En este tipo de organización social la unidad básica la constituye la familia, que se encarga de realizar todas las labores cotidianas y que trata de ser autosuficiente. La comunidad funcional de la unidad familiar la constituyen las rancherías de los alrededores con las que se relacionan mediante el trabajo cooperativo recíproco y en participaciones conjuntas en festividades religiosas y deportivas. En todos estos eventos, así como en las reuniones políticas, el tesgüino está presente, desempeñando un papel importante a nivel social porque actúa como elemento de cohesión de la comunidad (Lappe y Ulloa, 1989).


Entre los pueblos indígenas el tesgüino tiene un importante uso ceremonial, puesto que se consume en celebraciones religiosas, en funerales y durante sus juegos deportivos. Durante todo el año, los tarahumaras llevan a cabo tesgüinadas, teniendo estas fundamentalmente una función económica pues representan una forma de pago al trabajo comunitario; son tan importantes en la vida del tarahumara como los festivales de tipo religioso. En estas reuniones de tipo no familiar se llevan a cabo trabajos como la edificación de casas o corrales. Los huicholes, grupo indígena de la Sierra Madre Occidental, quienes basan su vida en la producción y consumo de maíz (Neurath, 2006), hacen una procesión de culto al sol en el mes de diciembre, donde cada uno lleva una caña de maíz fructificada; se sientan en torno a una hoguera hecha con caña de maíz y el sacerdote canta y reza; cuando ha terminado, deposita ante el altar el tesgüino, chocolate, monedas y mazorcas, en esta fiesta el tesgüino que se le deja a la reina del maíz es llamado Jarianaka (Cruz y Ulloa, 1973). Diluida con agua esta bebida es ingerida por lactantes y niños, y constituyendo un complemento importante de su dieta (Paredes y col., 2006).


Se desconoce la fecha precisa a partir de la cual los tarahumaras comenzaron a elaborar esta cerveza. Sin embargo, según la relación de Guaguachic de 1777, durante la estancia de los jesuitas y franciscanos (siglo XVIII) en la región tarahumara, dicha bebida era preparada y consumida frecuentemente. El proceso de elaboración actual de esta cerveza varía de una región y época del año a otra, utilizándose diversas plantas como materias primas por lo que puede considerarse existen varias modalidades de tesgüino, con diferentes nombres (Lappe y Ulloa, 1989).También es conocido como tecuín o tecuino y es una bebida fermentada (cerveza) opaca, de consistencia espesa hecha de maíz, agua y piloncillo. Se puede preparar con granos de maíz, con jugo de cañas de maíz, con frutas como las bayas de madroño, duraznos, granos de trigo, granos de sorgo o jugo de hojas de maguey. El más común, sin embargo, es el tesgüino que se hace con granos de maíz germinados (Cruz y Ulloa, 1973).


Se prepara tradicionalmente haciendo germinar los granos de maíz en canastas hechas para este fin, a oscuras, para que los brotes no reverdezcan, pues amargan la bebida, así se transforman en azúcares los almidones, posteriormente se muele, se hierve, se cuela con canastos y se pone a fermentar con un catalizador, ya sea frijolillo, flor de manzanilla o de durazno, la hierba seréke, la del piquete o semillas de madroño en una olla exclusiva para su elaboración denominada “olla tesgüinera” (la Figura 1 muestra el proceso de elaboración tradicional de Tesgüino). En las regiones cercanas al río Conchos en Chihuahua los tarahumaras añaden al tesgüino alcaloides alucinógenos como el peyote en vez de catalizadores (Anhalonium williamsi), provocando un efecto más placentero en el consumidor (Ulloa y col., 1987). Además cuando se usa este cactus, da resistencia contra la fatiga y calma el hambre y la sed, hace entrar al individuo a un mundo de fantasías, que lo hace sentir la facultad de predecir el porvenir, su empleo entre los indígenas no se debe a hábito, sino que obedece a ritos religiosos. El principio activo del peyote es el alcaloide llamado mescalina. Otras variantes incluyen la adición de limón, sal o nieve (Wacher, 2005).


La población mestiza de las regiones mencionadas, bebe una modalidad de tesgüino de contenido alcohólico más bajo llamado tejuino, lo preparan a partir de granos de maíz germinados que muelen y mezclan con azúcar y piloncillo, no agregan liga o catalizador. Lo consumen como bebida refrescante.

Varias cepas de bacterias, levaduras y hongos han sido aisladas del tesgüino, estas incluyen a Lactobacillus, Streptococcus, Leuconostoc, Pediococcus, Sacharomyces, Candida, Cryptococcus, Hansenula, Brettanomyces, Pichia, Geotrichum y Penicillium (Ulloa y col., 1987)


Destaca por su importancia Saccharomyces que participa en la fermentación alcohólica del tesgüino, el inóculo se encuentra en la superficie de utensilios y ollas “tesgüineras”. Bacillus megaterium también ha sido aislado de varias muestras, ya que no hay una metodología estandarizada para la elaboración, del tesgüino su microflora varía de acuerdo a su preparación, al sustrato y el catalizador utilizados.


Figura 1. Diagrama de elaboración tradicional de tesgüino elaborado con base en lo reportado por Lappe y Ulloa. (1987)

Los microorganismos detectados después de la cocción, filtrado y enfriado son bacterias homo y heterolácticas. Estos microorganismos producen ácidos láctico y acético que dan al tesgüino su característico sabor ligeramente ácido y refrescante. Se han aislado abundantes especies de levaduras productoras de etanol entre las que destacan Candida guilliermondii, Hansenula anomala, S. cerevisiae, y S. kluyvery; otras levaduras producen ésteres los cuales contribuyen a la turbidez, aroma y sabor. La producción del Tesgüino es una fermentación alcohólico-láctica, seguida de otra alcohólico-acética (Paredes y col., 2006).


Se ha especulado mucho acerca del uso de la liga o catalizador, se tiene la hipótesis de que puede servir como fuente de vitaminas, enzimas y otros factores de crecimiento que promueven la fermentación (Haard y col., 1999).


Dentro de las variantes en la elaboración de tesgüino se encuentra el uso de sustratos diferentes de maíz germinado. En ocasiones se usa jugo de tallos de maíz o jugo de hojas de varias especies de magueyes. Los tepehuanos utilizan maíz, sorgo o trigo y añaden catalizadores diferentes a los utilizados por los tarahumaras, pero un procedimiento de elaboración similar lo llaman navaitai (Wacher , 2005).


BIBLIOGRAFÍA

· Barros, C., Buenrostro, M. (1997). El Maíz. Arqueología Mexicana. 25:8-11.

· Benz, F. (1997). El Maíz. . Arqueología Mexicana.25:16-23.

· Caplice, E., Fitzgerald, G. (1999). Food fermentations: role of microorganisms in food production and preservation. Int. J. Food Microb. , 50:131-149.

· Cruz, U., Ulloa, M. (1973). Alimentos fermentados de maíz consumidos en México y otros países Latinoamericanos. Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. XXXIV:423-457.

· García, G., López-Mungía, C.(2005). Bebidas alcoholicas no destiladas. En Biotecnología Alimentaria. Compiladores García, G.M., Quintero, R.R., Lópe, M.A. México: Limusa. 263-311.

· Haard, N., Odunfa, S., Lee, C., Quintero, R., Lorence, Q., Wacher, R. (1999). Fermented cereals. A global perpective. Food and Agric. Organization of the United Nations. Agriculturural Services Bulletin. 138:99-114.

· Lappe, P., Ulloa, M. (1989). Estudios étnicos, microbianos y químicos del tesgüino tarahumara.México, Universidad Nacional Autónoma de México.

· Neurath, J. (2006). La boda del maíz. Artes de México. Rituales del maíz.78:41-51.

· Paredes, L., Guevara, L., Bello, P. (2006). Los alimentos mágicos de las culturas indígenas mesoamericanas.México. Fondo de cultura económica. 212:68-92.

· Ulloa, M., Herrera, T., Lappe, P. (1987). Fermentaciones tradicionales indígenas de México. Nº 6. México, D.F.: Instituto Nacional Indigenista.

· Wacher, R. (2005). Alimentos y bebidas fermentados tradicionales. En Biotecnología Alimentaria. Compiladores García, G.M., Quintero, R.R., Lópe, M.A. México: Limusa. 313-349.











Dra. Deni Nava Arenas

Profesora del Área de Ciencias Campus Condesa


lunes, 10 de enero de 2011

Gastronomía de Nueva Orleans

La gastronomía de Nueva Orleans es muy variada, debido a la mezcla de las diferentes culturas que han pasado y habitan en la ciudad. Se diferencian dos tipos de cocina, la CREOLE o criolla que nació en Nueva Orleans y es una mezcla de las tradiciones de los grupos de inmigrantes que pasaron o se quedaron en la gran ciudad; franceses, españoles, italianos, africanos, y los indios americanos. La posesión de la ciudad cambio siete veces de manos, y aunque los representantes de los gobiernos se fueron, cada vez con mayor frecuencia los que trabajaban en las casas se quedaron con los nuevos amos de la ciudad. Las cocineras, muy estimadas por su capacidad, la mayoría de procedencia africana, añadieron ingredientes de las nuevas cocinas, pero siempre guardando elementos de los anteriores. A través de los años, este cambio constante llegó a crear una cocina única: compleja, intensa y elegante a la vez.

La segunda cocina es la CAJÚN. Los cajunes eran originarios del sur de Francia, emigraron a Nueva Orleans a mediados del siglo XVI y han conseguido mantener su cultura, lenguaje y música intactas.

Ambas tienen raíces en la cocina francesa y fueron creadas a partir de una comida regional, basada especialmente en la riqueza del mar y de los ríos de las cercanías. La comida cajún muestra sus raíces del sur de Francia y es comida rústica del pueblo.

Estas dos cocinas tienen en común productos como el arroz, los mariscos, tomates y pimientos, entre otros.

Entre sus platos típicos hay que destacar:
- Jambalaya (una especie de paella, compuesta de arroz con camarones, carne de cangrejo, ostiones, tomate y jamón o salchichas)
- Camarones a la barbacoa
- Gumbo (sopa de marisco, de ave o carne)
- Costillas de cerdo

La influencia española, portuguesa y canaria sobre la cocina criolla aparece con los pimientos, en el amplio uso de jugo de cítricos en las marinadas, en la gran importancia del arroz y en la introducción de las judías. Los hispanos y los italianos también usaban tomates exhaustivamente, ingrediente que no había sido frecuente en la época francesa. La pasta y las salsas de tomate llegaron durante la época en que Nueva Orleans fue un destino popular para los inmigrantes italianos y griegos (aproximadamente entre 1815 y 1925). Muchos italianos se hicieron tenderos, panaderos, fabricantes de queso y horticultores, e influyeron así sobre la cocina criolla de Nueva Orleans y alrededores llevando su famosa Muffaleta (sandwich hecho relleno con roastbeef y aceitunas). Las influencias africana e india, que fueron importantes, se debieron a muchos de los sirvientes afroamericanos o asiáticos, como muchos de los cocineros de restaurantes y cafeterías.

Una auténtica comida cajún está formada por tres platos: el plato principal, otro fundamentalmente de arroz, pan de maíz, u otro plato de cereal y el tercero contiene algún tipo de verdura.

Las verduras aromáticas como los pimientos, las cebollas y el apio están catalogados por algunos chefs como la santa trinidad de la cocina cajún. Los tres ingredientes se pican finamente y se combinan de forma similar a como se elabora un mirepoix en la cocina francesa tradicional, que suele emplear cebollas, apio y zanahoria. Los condimentos principales son el perejil, las hojas de laurel, las "cebollas cubiertas" o cebolla de primavera y la cayena seca. El aspecto que proporciona esta cocina es más procedente de la cocina mediterránea que de la norteamericana, por la fusión cultural. Es muy frecuente emplear como método de cocina el étouffée.

A diferencia de otras regiones de Estados Unidos , la cocina de Nueva Orleans tiene historia propia y muy caracteriastica de la región, con sabores difíciles de encontrar en cualquier otro lugar.











Chef Alejandra Camacho Ibar
Chef instructor de cocinas de aprendizaje