jueves, 28 de octubre de 2010

Actitud de Servicio, cualidad indispensable en la Gastronomía… ¿Tú, la tienes?

Servir, es una actitud interna de colaboración y ayuda que se presta a los demás; es la manifestación de una entrega generosa, porque somos conscientes de que cada uno de nosotros tenemos algo que dar a los otros.

Una persona servicial es alguien que ha sido capaz de vencerse a sí mismo superando su propio egoísmo y comodidad, para poder actuar y ayudar a otro.

¿Se nace con la actitud de servicio… o se aprende? Ser servicial no es algo que traigamos al nacer, sino que, por el contrario, es algo que se adquiere. Y no de la noche a la mañana, precisamente; sino a base de repetidos y constantes actos llevados a cabo con la familia, en el trabajo y en nuestras relaciones de amistad. Por lo tanto, no hay pretexto para no ser servicial, todo es cuestión de querer aprenderlo y ponerlo en práctica.

Hay muchas personas que diariamente nos brindan pequeños servicios, los cuales, nos ayudan a tener una vida más fácil y feliz… Piensa un poco en aquellos trabajos que suelen ser poco agradecidos y que por el hecho de ser servicios anónimos pasan muchas veces inadvertidos. Por ejemplo, el conserje del edificio, la persona que recoge la basura, el repartidor de periódicos o el cartero… a ellos deberíamos estarles profundamente agradecidos, traduciendo nuestro agradecimiento también en un servicio de actos concretos para con ellos y pequeños detalles; tal vez, una sonrisa amable o un saludo amistoso que nada nos quita. Es necesario valorar el trabajo de los demás. Todo trabajo noble tiene un valor en sí mismo, sin importar el tipo de actividad de que se trate.

Actualmente las empresas tienen gran interés por capacitar a los trabajadores para que presten un buen servicio, ya sea en las relaciones internas dentro de su propio trabajo como con los clientes externos… Porque el inculcar una actitud de servicio en los trabajadores es, en buena medida, garantía de éxito de cualquier actividad que se emprenda. Sin embargo, como lo señalan quienes se dedican a la capacitación empresarial, resulta ser una de las cosas más difíciles de lograr.

Teniendo en cuenta que nuestro trabajo profesional: el área de la gastronomía, es nuestro medio de desarrollo y como hemos dicho, es también ocasión de servicio para los demás, es necesario que lo hagamos bien. Servimos a los demás hombres con un trabajo acabado, bien hecho, realizado con la máxima perfección material posible dentro de las capacidades de cada uno, haciendo un esfuerzo por ser competentes en aquello que nos toca realizar, siempre dando lo mejor de nosotros, procurando ser eficientes y eficaces. Esta eficiencia muy probablemente hará que la empresa para la que trabajamos obtenga una mayor rentabilidad, pero, más importante aún, hará de la persona que lo realiza, un hombre contento por la efectiva labor que ejecuta; creando de paso, un ambiente laboral positivo, propicio para que otros trabajadores, sin importar su función en la empresa, puedan desarrollar virtudes y contribuir a crear un ambiente laboral que a todos haga crecer como personas y profesionales.

Procuremos que el servicio dado a los demás por medio de nuestro trabajo sea realizado alegremente, con gusto: esa es la verdadera forma de servir. Qué grato es encontrarse con personas que, lejos de ver el trabajo como un castigo o una maldición, lo consideran en su real dimensión: como un bien. Un bien que es indudablemente arduo, porque es evidente que el trabajo bien hecho cansa y constituye un esfuerzo, pero que como cansancio y esfuerzo nos mejoran como personas y mejoran aquello que hacemos. Es admirable tratar con aquellos que son capaces de realizar su trabajo con disponibilidad amable y muchas veces incluso con heroica paciencia: están siempre alegres, siempre tienen una palabra amistosa y un comentario grato para sus semejantes. Para esto ayuda mucho ponerse con cierta frecuencia en el lugar de los otros, cualquiera que sea la labor que uno desempeñe. Preguntarse de vez en cuando, cómo me gustaría a mí que me prestara un servicio aquella persona con la que me relaciono laboralmente.

Qué importancia tiene, para aquellos que desempeñan funciones directivas, el poder darse cuenta de que sus cargos son más bien cargas de servicio a los demás. Si un directivo es capaz de lograr que quienes se encuentren a su cargo valoren y den sentido a lo que realizan en la empresa, ya habrá prestado un buen servicio a los que de él dependen: habrá dado buen ejemplo de que el trabajo puede asumirse como servicio a los demás.

En definitiva, me parece que la clave para entender y practicar la vida como servicio radica en la capacidad que tengamos de comprender que no se trata de una virtud inalcanzable, propia sólo de personas que consideran a la caridad como componente esencial de sus quehaceres cotidianos, sino al contrario. En nuestro vivir de cada día, en la casa, en la oficina, en el restaurante, en todo lugar, podemos encontrar siempre motivos para hacer más llevadera la vida a los demás.

¡Grandes cosas dependen de que cada uno de nosotros desempeñemos correctamente nuestro deber y nos esforcemos por desarrollar un trabajo bien hecho!










Lic. Aurora Jiménez Magallón
Gerente de Servicio del Restaurante Monte Cervino Campus Condesa

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